Nací en Barcelona, en el 83. Crecí en Cornellà de Llobregat y pasé los fines de semana en los campings de la costa. Estudié Educación Infantil aunque mi deseo fue estudiar Historia. Con el tiempo me di cuenta que Sociología hubiera sido también muy buena opción. Me encanta el ser humano, individual y colectivamente hablando.  

​

Trabajaba  rodeada de niños. Disfrutaba de su inocencia, sus primeros aprendizajes básicos en la vida y la relación emocional con ellos y sus familiares.

 

Una mañana, en una biblioteca, cogí un libro de yoga para ojearlo y me quede fascinada con la lectura de los Yamas y Niyamas, los códigos ético-morales básicos del Yoga. Me apunté a una clase de prueba. Yo tendría unos 22 años. Salí de allí y desde ese momento algo en mi fue cambiando de forma progresiva. La forma de ver la vida, de gestionarla, de sentirla... Estuve como alumna unos 4 años. Iba cada semana, varias veces, iba a todos los talleres que podía permitirme y me empapé de su filosofía. Fui tomando decisiones poco a poco que me iban acercando a una mayor comodidad conmigo misma. Iba aumentando mi autoestima. Estaba alineándome con mis valores. Y me sentía vital, flexible y fuerte.

​

Decidí estudiar y profundizar en el mundo del Yoga y me matriculé en la IYTA (Integral Yoga Teachers Association). Fueron 4 años de formación. 

​

Empecé a dar clases en diferentes centros: Barcelona ciudad y alrededores. Aprendí en gimnasios, centros cívicos, asociaciones y empresas. También ofrecí talleres, retiros y conferencias. Después de casi 5 años decidí ir un paso más allá:

 

Dhana, escuela de yoga.

 

El 31 de Agosto del 2015 fue mi primera clase en Dhana. Me enamoré desde el primer día de la energía que se creó allí durante ese curso. Como si la vida hubiera decidido que ese era mi lugar...

 

Después de 8 años, sigo igual de enamorada del oasis de paz, calidez y alegría que respiramos allí. Muchísimas personas han pasado por Dhana y me enriquecen cada día: cada cuerpo, mente y alma se expresa de forma diversa y disfruto con cada una de ellas.

 

Me siento muy afortunada. Y ese es precisamente el significada en sánscrito de Dhana, afortunada.

Es la esencia que intento transmitir día a día. Somos afortunados. Estimular el agradecimiento en cada clase es una de las mejores formas de sentir paz y alegría en nuestro corazón. 

​

Me entrego en cada sesión para que disfrutes de ti y experimentes ese agradecimiento por, simplemente, existir. Conocer nuestro cuerpo, revitalizarlo, fortalecerlo, reeducar nuestra respiración y aprender a gestionar nuestra mente. Y tener un espacio para ello, es mágico. Complemento este vocación con otra: estudio Humanidades en la UOC y me aporta una mirada enriquecida del ser humano.

​

Si te apetece formar parte, te espero. Me encantará conocer un cuerpo, una mente y un alma nueva. Aprender de ella y conectar con su esencia.

​

Un cálido abrazo,

Teresa